jueves, 21 de abril de 2016

LAS BUENAS FORMAS: SIEMPRE

Una de las mejores partes de mi trabajo como representante de los trabajadores, es la visita a las oficinas donde se encuentran mis compañeros. El contacto con ellos, es una labor realmente gratificante, aún cuando suponga una buena parte de la jornada en la carretera. El simple hecho de escucharles y saber como se encuentran en su puesto de trabajo, sus inquietudes y dudas en materia laboral, y poder solventarles sus consultas, como he mencionado anteriormente, es una de las mejores cuestiones que puede llevarse a su casa un delegado sindical.

Por desgracia, en las últimas semanas, estas inquietudes que me muestran en la mayoría de oficinas y compañeros visitados, se limitan a la insufrible presión que ejerce sobre ellos su director de zona. Presión que en muchos casos es recurrente y supera la barrera de las presiones comerciales, para convertirse en faltas de respeto, agresiones verbales, y en definitiva un abuso de autoridad, que no debería ser tolerado por la Entidad en ningún caso. A este tipo de "líderes", con una simple frase se les desmonta el sistema:

             No levantes la voz, mejora tus argumentos

Porque por mucho que se grite, amenace, intimide... ni se tiene más razón, ni se consiguen los resultados que se requieren. Soy de los que piensan que intereses de los trabajadores y empresa son los mismos. Y soy de los que piensa que con un ejercicio de liderazgo motivador, basado en el apoyo constante, ayuda, actitud positiva, se consiguen mucho mejores resultados que con el liderazgo del látigo. Látigo que por mucho que nos empeñamos los Sindicatos, no conseguimos erradicar por completo. En un entorno de incertidumbre laboral absoluta en el Sector Financiero, algún Director de Zona piensa que ese látigo le va a servir para salvar su propio pellejo, que amenazando con traslados a Lérida, Logroño, o Guadalajara, los empleados van a producir mucho más y mejor. 

Me consta que a mi Entidad no le gustan este tipo de comportamientos, pues por favor que los revise, porque en mayor o menor medida se están dando en sus directivos comerciales. Los compañeros casi nos suplican que actuemos, y lo haremos, que no quepa la menor duda que estos abusos de autoridad serán puestos en conocimiento del área de Recursos Humanos con nombres y apellidos. Si bien, y como ya me he comprometido en otras ocasiones, hablaremos primero con el responsable de las malas formas, para que reflexione, recapacite, y cambie el modo de dirigirse a sus empleados.

Un buen líder es aquel que consigue sus resultados con buenas formas, ejerciendo una presión siempre productiva en ambos sentidos, y un buen líder debe conseguir además el respeto y admiración de los empleados que dependan de él. Muy difícil combinación? Por supuesto, por eso es tan difícil ser un buen líder.

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