Recordemos que el pasado 15 de abril, se firmaba en Ibercaja Banco un nuevo ERE, en esta ocasión por causas económicas, suscrito entre la Entidad y las representaciones sindicales de CCOO, CSICA y ACI.
Como consecuencia del mismo se autorizaron la realización de 75 traslados, sin límite kilométrico alguno ni causa justificada por parte de la Entidad, o lo que es lo mismo, un cheque en blanco entregado a la empresa para la movilización a su antojo de 75 empleados. Hasta la fecha se han realizado unos 30 traslados de los 75 previstos, casi la mitad corresponden a empleados de la provincia de la Badajoz, y de la otra mitad, la inmensa mayoría a la provincia de Burgos. Vamos que la estrategia es muy clara, adelgazar de personal las antiguas Cajas pertenecientes a Cajatres.
Y mucho me temo que lo peor está por llegar, no sólo porque quedan 45 traslados arbitrarios por realizar, sino porque aún quedan por anunciar el cierre de 38 oficinas, y como también quedó claro en el fatídico acuerdo de 15 de abril, para el caso de cierres de oficinas, la movilidad es ilimitada en número de empleados.
Ahora sólo queda el derecho al pataleo y a la protesta, pero pocas reinvidaciones pueden llevarse a cabo, cuando la mayor parte de la representación sindical, concretamente un 65%, ha autorizado por escrito a realizar estas prácticas a la patronal. A todo esto hay que añadir, que en una gran mayoría de los casos de compañeros a los que se les entrega el nuevo destino, se lo comunican con la firme intención de que renuncien al mismo y se marchen, y lo peor de todo, es que en muchos casos lo están consiguiendo. Para que sirva de ejemplo de mala fe, podemos resaltar traslados desde Sevilla o Segovia hasta La Seu D'Urgell (para quien no lo sepa está pegadito a Andorra), o de Badajoz provincia a Cataluña. Es muy difícil de creer que en todo este trayecto no haya plaza más cercana para estos compañeros.
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